Las grasas deben representar
entre un 30 y un 35%
de las calorías diarias recomendadas.
Para una mujer de
constitución sana, en una dieta recomendada de 2.000 las calorías al día, la
cantidad de grasas sería de 60 calorias. En el caso de los hombres al ser 2.500
la cantidad de calorías recomendada podrían tomar hasta 750 de calorías
procedentes de grasas.
Este 30% se repartiría en:
Grasas mono insaturadas, las más sanas, presentes en
alimentos como el aceite de oliva. Entre el 13 y el 18%, unas 300 calorías.
Los ácidos grasos poli insaturados: aceites vegetales, de
semillas y derivados como la margarina. Entre el 6 y el 10%; unas 120 calorías.
Grasas saturadas: Presentes en alimentos como la
mantequilla, los embutidos, la bollería industrial o los fritos. No debe
sobrepasar el 10%, unas 150 calorías. Para hacernos una idea: una cucharadita
de postre de manteca de unos 15gr, serían 133 calorías.
Los ácidos grasos trans: Presente en algunas galletas, golosinas,
barras de cereales, baños de repostería y bollería. No deben superar el 1 por
ciento; es decir, las 20 calorías diarias.
Las principales fuentes de grasas saturadas en la
alimentación son: las carnes grasas, la piel de ave, los productos cárnicos
como salchichas y pasteles salados, la leche entera y los productos lácteos
enteros (como el queso y la nata), la mantequilla, la manteca, el aceite de
coco y de palma, los pasteles, bollería y galletas, los dulces y el chocolate.
Según Jennifer McLagan. Autora del libro “fat”
“Eliminar las
grasas animales de nuestra dieta no nos hace más saludables”
“Primero se reemplazó la grasa animal (por ejemplo con la
margarina), y después se instaló la dieta baja en grasas como un mandato de la
buena nutrición.
Aunque muchos creyeron que estaban ayudando a nuestra salud con la reducción de la grasa animal, pasaron por alto miles de años de historia de la humanidad que había demostrado la importancia de la grasa animal.
El hombre hizo que los aceites vegetales sean baratos y extendió la vida útil de los alimentos preparados. Una campaña comenzó a reemplazar las grasas animales testeadas por estos aceites vegetales nuevos y tuvo mucho éxito. Sin embargo, grasa vegetal no es más saludable, las tasas de enfermedades del corazón no han disminuido, y la obesidad, la diabetes y el cáncer están en aumento.
Eliminar las grasas animales de nuestra dieta no nos hacen más saludable. Las dietas bajas en grasas de origen animal dejan a las personas con hambre, deprimidas y propensas a enfermedades y a aumentar de peso. Como hemos reducido la grasa animal en nuestra dieta, necesitamos reemplazarla y así es que aumentó la ingesta de azúcares e hidratos de carbono refinados*.
Aunque muchos creyeron que estaban ayudando a nuestra salud con la reducción de la grasa animal, pasaron por alto miles de años de historia de la humanidad que había demostrado la importancia de la grasa animal.
El hombre hizo que los aceites vegetales sean baratos y extendió la vida útil de los alimentos preparados. Una campaña comenzó a reemplazar las grasas animales testeadas por estos aceites vegetales nuevos y tuvo mucho éxito. Sin embargo, grasa vegetal no es más saludable, las tasas de enfermedades del corazón no han disminuido, y la obesidad, la diabetes y el cáncer están en aumento.
Eliminar las grasas animales de nuestra dieta no nos hacen más saludable. Las dietas bajas en grasas de origen animal dejan a las personas con hambre, deprimidas y propensas a enfermedades y a aumentar de peso. Como hemos reducido la grasa animal en nuestra dieta, necesitamos reemplazarla y así es que aumentó la ingesta de azúcares e hidratos de carbono refinados*.
La grasa es esencial para darle sabor a los alimentos: sin
grasa la carne no tiene sabor real. Además, sin grasa y sin ese marmolado (la
carne intercalada con la grasa) y la grasa externa que la hace más tierna, la
carne se vuelve dura y seca cuando se cocina. Muchos aromas y sabores sólo son
solubles en grasa, así que si no utilizas grasa en su cocción, no son
liberados. Las moléculas de grasa, además, son grandes, redondas y lisas, por
lo que brindan una sensación agradable en la boca.”
*Como sabemos, el exceso de glúcidos (carbohidratos y azúcares) son transformados por nuestro organismo en grasa si no son consumidos con ejercicio físico. Entonces, estamos en el mismo punto de acumulación de grasa aunque psicológicamente pensemos que no la consumimos "directamente"
*Como sabemos, el exceso de glúcidos (carbohidratos y azúcares) son transformados por nuestro organismo en grasa si no son consumidos con ejercicio físico. Entonces, estamos en el mismo punto de acumulación de grasa aunque psicológicamente pensemos que no la consumimos "directamente"
Para ver la entrevista completa clic aquí
Fuente:europapress y www.cukmi.com
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